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Adi贸s al diez

La partida de Messi del Barcelona confirma que no es prudente romantizar las relaciones profesionales entre personas e instituciones. Las primeras sienten, piensan, ponen sus almas aunque en las derrotas se los critique; las segundas son cambiantes en funci贸n de qui茅n las integra, de qui茅n las dirija con buenos o malos manejos

Antonio Jos茅 Hern谩ndez Montoya

Messi, el diez
Tomada de Imagen de Radoan Tanvir en Pixabay 

Leo Messi se fue del Barcelona. Los hinchas del equipo catal谩n quedamos devastados; los admiradores de su leyenda la seguiremos a trav茅s de la geograf铆a televisiva y le daremos nuestras m谩s sentidas plegarias futboleras. Hasta ah铆 la situaci贸n parece sencilla. Lo que conmueve, lo que duele en el pecho, es que la salida del diez nos recuerda que el ideal de eternidad no existe. La carrera de Messi no ha llegado a su fin, ni mucho menos, pero s铆 es innegable que en alg煤n momento el argentino se retirar谩 del deporte profesional, y el f煤tbol no ser谩 el mismo. Aumentar谩 su nostalgia. Evitamos pensar en ese futuro.

No se descubre algo nuevo al decir que las cosas terminan; se hace al sentirlo, al ver c贸mo un contrato que cre铆amos constante deja de serlo. El cambio nos persigue. Gran parte de lo que nos acompa帽贸 en la infancia quiz谩 solo exista en el recuerdo y en dos o tres fotograf铆as dormidas en un 谩lbum familiar. La casa remodelada, los gatos en el cielo, los apegos cada vez menores. El segundo gol del Barcelona F. C. al Manchester United en la final de la Champions 2011, hecho justamente por Messi, se repite millones de veces; pero siempre en el mismo y antiguo partido. No hay gol que se haga dos veces. 

El cambio nos persigue. Gran parte de lo que nos acompa帽贸 en la infancia quiz谩 solo exista en el recuerdo y en dos o tres fotograf铆as dormidas en un 谩lbum familiar.

Por eso los 672 tantos con la camiseta blaugrana son una gesta. Ni hablar de los t铆tulos o las distinciones personales como seis balones de oro. La carrera del diez es 茅pica en un mundo sin 茅pica, sin epopeyas, sin h茅roes. Lo de Messi en el f煤tbol puede equipararse a cualquier cl谩sico de la literatura. Es bello pensarlo. La gran hemeroteca del deporte conserva muchas presentaciones memorables gracias al diez: el p贸ker al Arsenal, la manito al Leverkusen, el fant谩stico tiro libre al Liverpool, el indescriptible ca帽o a Milner.

La partida de Messi del Barcelona confirma que no es prudente romantizar las relaciones profesionales entre personas e instituciones. Las primeras sienten, piensan, ponen sus almas aunque en las derrotas se los critique; las segundas son cambiantes en funci贸n de qui茅n las integra, de qui茅n las dirija con buenos o malos manejos. La despedida del diez tambi茅n reafirma que el f煤tbol profesional masculino es un negocio, una burbuja donde el precio de las transferencias y los sueldos es exorbitante, inveros铆mil. A un lado est谩 la diversi贸n del deporte, lo que sucede en la cancha; al otro, la publicidad y la econom铆a.  

La despedida del diez tambi茅n reafirma que el f煤tbol profesional masculino es un negocio, una burbuja donde el precio de las transferencias y los sueldos es exorbitante, inveros铆mil.  

Nos gustar铆a pronto verlo de regreso en Barcelona, esa ciudad a la que don Quijote decide ir porque le parece 芦archivo de la cortes铆a, albergue de los estranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza, 煤nica; y aunque los sucesos que en ella me han sucedido no son de mucho gusto, sino de mucha pesadumbre, los llevo sin ella, solo por haberla visto禄. Esa ciudad que vio el esplendor del que probablemente fue el mejor equipo de f煤tbol de la historia: el Barcelona de Guardiola, con Xavi, Iniesta y Messi.  

El relator argentino Miguel Sim贸n dijo al cantar uno de los 煤ltimos goles del delantero: 芦Ya no hay calificativos, los gastaron en la presentaci贸n. El mejor calificativo para Leo es Messi禄. Le deseamos lo mejor al diez. Aunque sabemos que el ideal de eternidad no existe, no podemos resistirnos a decirle, completamente conmovidos, que siempre ser谩 el diez sin importar que lleve la treinta. Necios que somos. Adi贸s al diez, por siempre el diez.


Magalico

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