Tipos de narradores: ejemplos de la literatura universal

Conoce los tipos de narradores con ejemplos de la literatura universal. ¿Podría hablarse de un narrador universal?

María Fernanda Urbano

Tipos de narradores
Tomada de Pixabay

A los narradores los encontramos en diversos lugares en tanto que un narrador es quien nos cuenta una historia. Aparecen en canciones, películas, videojuegos, chismes, cuentos, poemas, etc. En la literatura, los narradores tienen nombres específicos que dependen de la persona gramatical, la percepción y el conocimiento que poseen junto con su participación en la historia. No es lo mismo que nos cuente la historia la persona que la vivió a que nos la cuente una vecina, ¿cierto? Veamos la manera de clasificarlos.

La persona gramatical y los tipos de narradores

Empecemos desde el principio. Hay tres personas gramaticales que conocemos como primera, segunda y tercera persona. Al elegir una de ellas estamos eligiendo cómo se deben conjugar los verbos y la forma de las oraciones. Miremos algunos ejemplos de narradores en la literatura universal según la persona gramatical.

Narrador en primera persona

La primera persona es «yo», en singular, y «nosotros», en plural. En un  fragmento de El corazón delator, de Edgar Allan Poe, podemos leer lo siguiente:

¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo.

La clave, lector, para saber quién habla es preguntar quién ejerce la acción. Lee la primera frase del cuento. Al leerla con tu voz, ¿quién es nervioso? Yo. También mira la pregunta que realiza, en ella dice «que estoy loco», es decir, yo estoy loco. Conjuga el verbo «estar» desde la primera persona. También puedes leer las frases modificando el pronombre para saber cuál persona es, mira: «Yo siempre he sido nervioso», «tú siempre he sido nervioso», «ellos siempre he sido nervioso». ¿Notas que la única que funciona adecuadamente es el yo? 

Narrador en segunda persona

Ahora, exploremos un poco la segunda persona. En la literatura aparece menos, pero es importante que sepas reconocerlo. La segunda persona en singular es «tú» y en plural «ustedes» o «vosotros». ¿Has leído alguna vez una historia que diga que tú vas caminando y va narrando lo que tú estás haciendo? 

La obra emblemática para la segunda persona es Aura, de Carlos Fuentes:

Lees ese anuncio: una oferta de esa naturaleza no se hace todos los días. Lees y relees el aviso. Parece dirigido a ti, a nadie más. Distraído, dejas que la ceniza del cigarro caiga dentro de la taza de té que has estado bebiendo en este cafetín sucio y barato. Tú releerás.

¿Quién está leyendo la oferta en el cafetín sucio? Tú. Ese «tú» se emplea para referir a la persona que realiza la acción. ¿Quién realiza la acción? «Tú». Lo podemos ver en las frases de la narración «Tú releerás». Nos lo dicen claramente. También podemos realizar el mismo ejercicio de modificar el pronombre: «lees y relees el aviso», «tú lees y relees», «yo lees y relees», «ellos lees y relees». Ya sabemos que es «tú», y es segunda persona. 

Narrador en tercera persona

Así llegamos a la tercera persona, muy común en la literatura y en muchos otros campos. En singular es «él» o «ella» y en plural «ellos» y «ellas». En Emma Zunz, de Jorge Luis Borges, lo podemos encontrar: 

El catorce de enero de 1922, Emma Zunz, al volver de la fábrica de tejidos Tarbuch y Loewenthal, halló en el fondo del zaguán una carta, fechada en el Brasil, por la que supo que su padre había muerto. La engañaron, a primera vista, el sello y el sobre; luego, la inquietó la letra desconocida.

Pregunta, nuevamente, reemplazando el nombre por un pronombre. ¿Es yo, tú o ella? ¿Quién halló una carta? «Ella halló una carta», «yo halló una carta», «tú halló una carta». 

Los narradores y su conocimiento de la historia

Si ya tenemos en nuestra cabeza la forma de diferenciar primera, segunda y tercera persona, debemos empezar a comprender desde qué distancia nos cuentan las historias y qué tanto saben de ella; de esta manera, comenzamos a identificar a los narradores más allá de lo gramatical. 

Empecemos por los posibles narradores de la primera persona. Ya sabemos que es «yo» o «nosotros», ahora miremos sus nombres dependiendo de lo que saben y de su lugar en la historia o narración. 

Narrador testigo

El narrador testigo puede contar la historia en primera persona, pero debemos reconocer que él no es el protagonista; es alguien que nos cuenta la historia principal desde su perspectiva, y solo conoce una parte, pues es un testigo. No tiene poder sobre los hechos o situaciones. En «Funes el memorioso», de Jorge Luis Borges, nos dicen: «Mi primer recuerdo de Funes es muy perspicuo. Lo veo en un atardecer de marzo o febrero del año 84». La historia nos la cuenta un personaje que ha visto a Funes y nos habla de él, de lo que puede hacer y la carga que esto le representa, pues Funes puede recordarlo todo. La historia gira en torno a Funes, pero es nuestro narrador testigo quien lo cuenta; no sabemos qué piensa el propio Funes, pues él no es el narrador. 

Por otra parte, el narrador testigo se puede expresar en tercera persona, puesto que, al ser testigo de los acontecimientos, los refiere señalando a los protagonistas de la historia. Por ejemplo:

Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada. En casa de los Oblonsky andaba todo trastrocado. La esposa acababa de enterarse de que su marido mantenía relaciones con la institutriz francesa y se había apresurado a declararle que no podía seguir viviendo con él. (Tolstoi, «Anna Karenina»). 

Al contemplar la figura apuesta y elegante que con tanta habilidad había reflejado gracias a su arte, una sonrisa de satisfacción, que quizá hubiera podido prolongarse, iluminó su rostro. Pero el artista se incorporó bruscamente y, cerrando los ojos, se cubrió los párpados con los dedos, como si tratara de aprisionar en su cerebro algún extraño sueño del que temiese despertar. (Oscar Wilde, «El retrato de Dorian Grey»).

Narrador protagonista

El narrador protagonista es justo lo que su nombre indica: es el propio protagonista de la historia quien nos cuenta lo que le pasa, siente o recuerda. Lo encontramos a menudo en la literatura. Veamos algunos ejemplos. 

Descubrí por puro accidente que la Tierra había sido invadida por una forma de vida procedente de otro planeta. Sin embargo, aún no he hecho nada al respecto; no se me ocurre qué. Escribí al gobierno, y en respuesta me enviaron un folleto sobre la reparación y mantenimiento de las casas de madera. En cualquier caso, es de conocimiento general; no soy el primero que lo ha descubierto. Hasta es posible que la situación esté controlada. (Philip K. Dick, «Algunas peculiaridades de los ojos»

Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en plan de prometerlo todo. “No dejes de ir a visitarlo ─me recomendó─. Se llama de otro modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte”. Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas. (Juan Rulfo, «Pedro Páramo»).

Narrador omnisciente

Entre los posibles narradores en tercera persona tenemos al narrador omnisciente. El narrador omnisciente lo sabe todo, es así de sencillo, utiliza el pronombre «él» o «ellos» y puede decirnos a los lectores lo que piensan los personajes. Normalmente, se dice que este narrador se asemeja a un dios que todo lo sabe; esta es una buena forma de entenderlo.

En esos momentos experimentaba invariablemente una sensación ingrata de vago temor, que le humillaba y daba a su semblante una expresión sombría. Debía una cantidad considerable a la patrona y por eso temía encontrarse con ella. No es que fuera un cobarde ni un hombre abatido por la vida. Por el contrario, se hallaba desde hacía algún tiempo en un estado de irritación, de tensión incesante, que rayaba en la hipocondría. Se había habituado a vivir tan encerrado en sí mismo, tan aislado, que no sólo temía encontrarse con su patrona, sino que rehuía toda relación con sus semejantes. La pobreza le abrumaba. Sin embargo, últimamente esta miseria había dejado de ser para él un sufrimiento. El joven había renunciado a todas sus ocupaciones diarias, a todo trabajo. (Dostoievski, «Crimen y castigo»).

Narrador extradiegético e intradiegético

Antes de terminar, hay dos términos bastante útiles que debes conocer. Al hablar de narradores se suelen mencionar los términos «extradiegético» e «intradiegético». Lo primero que debes saber es que «diégesis» significa relato o mundo ficcional, es decir, la historia. Por tanto, «intradiegético» es dentro de la historia y «extradiegético» por fuera de la historia; esta es la relación que hemos visto entre algunos narradores y lo que nos cuentan. La primera persona suele ser un narrador intradiegético, es decir que se ubica dentro de la misma historia que nos cuenta; el narrador en tercera persona, por su parte, suele ser extradiegético: no está dentro de la historia que nos cuenta, aunque la conoce. 

Con este recorrido en mente, debes saber que no todas las historias utilizan un solo narrador. No hay un narrador universal que se le pueda considerar el único usado en toda la literatura. Los autores pueden cambiar de punto de vista, cambiar de enfoque y jugar entre narradores. Ahora, a pesar de que esto no es una ficción, ¿puede reconocer el tipo de narrador que utilizamos?

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