Oda
a la lectura
Valentina Díaz Bernate
Valentina Díaz Bernate fue una de las participantes en el Gran Ciclo del Club de Historia y Literatura: Narrativa de Gabriel García Márquez y Marvel Moreno. Este gran ciclo ganó la Beca de Formación en Literatura y/o Creación Literaria del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia, con el respaldo de la Biblioteca Nacional de Colombia. Valentina finaliza el ciclo con esta carta para los lectores.

Querido descubridor de libros. Es un gusto escribirte esta carta:
Soy Valentina Díaz Bernate, nací al pie de un volcán sagrado, el Galeras, en una ciudad fría y cálida a la vez, llamada Pasto. Está ubicada al sur del país, y es la cuna de los artesanos, escritores y artistas más talentosos. El reflejo de esto es nuestro carnaval de blancos y negros y la obra del poeta del viento, Aurelio Arturo Martínez, ¿los has escuchado? Cuando viajes por tierra, no sabrás que has llegado hasta que, aparece, majestuosa e imponente de entre las montañas en medio de las curvaturas del camino. Por eso y otras muchas cosas se conoce como «ciudad sorpresa».
Cuando supe de la convocatoria del Gran Ciclo del Club de Historia y Literatura sobre Marvel Moreno y Gabriel García Márquez, me encontraba en Palmira, una ciudad mágica que me ha abrazado desde hace 7 años. Llegué a mis 17 con una maleta llena de ilusiones de superarme y construir mi vida aquí. Sabía que este club sería mi lugar, una oportunidad de crecimiento literario para sumergirme en uno de los hábitos más alucinantes que podemos cultivar los seres humanos: la lectura.
Desde muy pequeña descubrí en este hábito un espacio seguro, un refugio del mundo y una experiencia en la que mis alas eran las páginas de los libros con las que volaba a otros mundos, desconocidos y fascinantes a la vez. Érase una vez… Los mejores cuentos infantiles comentados fue mi primer libro, un libro de cuentos completos de la escritora española Ana Botella. Recuerdo que fue un regalo de mi padre cuando aprendí a leer. Todas las noches, como un ritual sagrado, escogía el cuento como quien elige un helado de su sabor favorito, con la boca y la curiosidad aguada. Eran cerca de cien cuentos, pero sin duda fueron más de cien noches en las que, de la mano de personajes como Barba Azul y la zorra y las uvas, releía y viajaba sin dilucidar entre la realidad y la fantasía. Luego caía en un sueño profundo en el que mi inconsciente continuaba recreando las historias leídas de mis personajes favoritos. Ahora cuéntame, ¿cuál es la historia detrás de tu primer libro?
Desde muy pequeña descubrí en este hábito un espacio seguro, un refugio del mundo y una experiencia en la que mis alas eran las páginas de los libros con las que volaba a otros mundos, desconocidos y fascinantes a la vez.
Cuando fui creciendo, empecé a incluir en mi biblioteca libros como Zoro de Jairo Aníbal Niño, Cuentos y fábulas de Rafael Pombo, Transatlántico de Miguel Rodríguez Muñoz y muchos otros. Recuerdo que, en el trabajo de mi padre, sacaban libros y revistas de diversos tipos, y yo pedía con urgencia que me trajera a casa todo cuanto fuera posible. Fue ahí cuando tuve mi primer encuentro con Gabriel García Márquez con el libro Vivir para contarla de la Editorial Norma. Aún conservo el libro con mucho cariño, porque sin darme cuenta estaba descubriendo al nobel de mi país desde la intimidad de su propio relato, desde las experiencias vividas durante su infancia y cómo su entorno marcó tanto su vida, hasta el punto de llevarlo a concebir su obra maestra, Cien años de soledad. Entre muchos otros aspectos, lo que más me llamó la atención del libro es la fuerte influencia familiar, especialmente de su abuela Tranquilina sobre la obra completa, y cómo su forma de ver el mundo desde una imaginación ilimitada y con los lentes de lo sobrenatural enriquecieron la narrativa de una forma que solo se podría explicar desde el realismo mágico.
Años después, en mi primer club de lectura durante pandemia, comprendí que el hecho de que la autobiografía de Gabo hecha libro llegara a mis manos fue una causalidad del universo. Te preguntarás por qué. La respuesta es sencilla: cuando empiezas a descubrir a un autor, es buena idea iniciar con su biografía. Esto te permitirá conocer quién fue, qué vivió, qué sufrió, en qué contexto histórico se desarrolló y puedes acercarte a sus obras desde un sentir más empático, dándole un significado más profundo al ejercicio de la lectura.

A propósito del contexto histórico, durante este gran ciclo contamos con el valioso aporte de una historiadora talentosa y multifacética que nos llevó con cada relato a comprender que la historia es el aire invisible que respira cada libro. Sin ella, las palabras flotan, hermosas pero vacías, como hojas que ignoran el árbol del que cayeron. Porque ningún escritor escribe solo, lo acompañan su época, su tierra, su lengua, todo cuanto ha dejado huella en su vida y en la memoria colectiva a la que pertenece.
La historia es el aire invisible que respira cada libro. Sin ella, las palabras flotan, hermosas pero vacías, como hojas que ignoran el árbol del que cayeron.
Exploramos dos autores colombianos increíbles, y las páginas de esta carta no serían suficientes para condensar todo lo que nos dejaron en este viaje con fecha de despegue, pero no de aterrizaje. Iniciaré contándote sobre la maravillosa Marvel Moreno, una escritora barranquillera nacida en una familia acomodada del puerto y con costumbres que encasillaban a la mujer como un elemento de control sin poder de decisión, nacidas para dedicar su vida a cumplir las expectativas de una familia tradicional. Su vida entre los colegios católicos y la belleza solemne de las reuniones y los bailes burocráticos fueron al mismo tiempo prisión y materia prima: en ese recinto estrecho aprendió las voces que más tarde harían ruido en sus relatos, y definiría la visión dicotómica de sus personajes, como la tía Oriane, en el primer cuento de su antología Cuentos completos.
Por eso sus relatos son una protesta contra el machismo cotidiano. No necesita proclamas ruidosas: desde la abuela hasta la hija muestran el lastre que deja el sistema patriarcal en las mujeres generación tras generación. En el cuento «Una taza de té en Augsburg» encontrarás que, aun en la distancia geográfica y en la ambivalencia social, las mujeres pueden ser objeto de tráfico, de deseos y de proyectos ajenos. En sus relatos persiste un conflicto constante entre la visión tradicional y el deseo reprimido de libertad de sus personajes, víctimas de las estructuras opresivas de un machismo sistemático. Ser una mujer escritora en su época fue tomar la palabra donde se esperaba silencio, provocar ruido donde se esperaba recato y discreción. Fue elevar una inconformidad conjunta, compartida por muchas otras mujeres atrapadas en jaulas cimentadas en la complacencia. ¿Te animarías a leer la gran Marvel Moreno?
Ser una mujer escritora en su época fue tomar la palabra donde se esperaba silencio, provocar ruido donde se esperaba recato y discreción.
Nacido también en la costa caribe colombiana, encontramos a Gabo, un exponte del boom latinoamericano, un escritor que aprendió a leer la política como relato y la historia como si fuese una novela para contar todo lo que sangraba entre lo cotidiano: violencia, desplazamientos, masacres, amores contrariados, ideales que se apagaban y ciudades que mudaban de rostro en Latinoamérica. En su antología Doce cuentos peregrinos (¿Sabes por qué son 12? Pista: la razón la encuentras en el prólogo del libro) relata la «repatriación» (si es que existe) que afrontaron los protagonistas que vivieron en la Europa del siglo pasado, que se reconocen por su acento, sus formas de vida y las añoranzas imposibles narradas en estos cuentos mágicos. Cada uno de ellos juega con tu mente entre cada línea y detrás de ellas, y te dejan con un suspiro en pecho. Puedes leer uno en una noche, pero te dejará flotando y cavilando por muchas otras. Cuando los leas, comprenderás de lo que hablo.
Los cuentos peregrinos muestran la sutileza del poder, la domesticación del deseo, la manera en que las historias de la patria se deforman cuando se traducen a otro idioma. Gabo, a través de ellos, aborda temas transversales como el machismo, la política, la posguerra, la soledad y la humillación que se vive desde el exilio. El mundo que los obligó a partir devuelve, como un eco, historias que no dejan de peregrinar. De ahí su célebre título, que por cierto es muy acertado tanto en su origen, como en su contenido. Si quieres iniciar a leerlo, puedo recomendarte un cuento que te atrapará cuando inicies la primera línea: «Espantos de agosto» (me gustaría ver tu expresión cuando termines de leer este maravilloso cuento).
Los cuentos peregrinos muestran la sutileza del poder, la domesticación del deseo, la manera en que las historias de la patria se deforman cuando se traducen a otro idioma.
Ambos escritores nacieron bajo el mismo sol de la costa caribeña, pero bordearon la vida desde orillas diferentes: ella, desde la burguesía donde el silencio de las mujeres pesaba más que la libertad; él, desde las calles polvorientas donde los muertos conversaban con los vivos. Marvel escribió para quebrar el espejo que reflejaba la obediencia y la sumisión; Gabo, para revelar que la realidad podía ser tan excepcional como un sueño contado por la abuela. En los dos, la vida se volvió literatura y la literatura se convirtió en la mejor forma de renunciar al olvido.
Espero hayas disfrutado de esta carta y te atrevas a vivir otras vidas y otros mundos.
Con cariño, Valentina Díaz Bernate.

 
																 
																