Toda foto, como cualquier lengua, tiene un alcance limitado para abarcar la condición humana; aun así, es suficiente para adivinar el parpadeo del sentido de la vida, porque la imagen del pasado es una luz sobre la sombra del «ahora». Con esto, las fotos que hacen parte de este tríptico no son más que breves destellos que se impregnaron en mí y revolvieron un deseo frenético por hablar de ellos. Son dos historias que me han embaucado, ¿dos?, ¿acaso no es un tríptico?
Las paredes de la Universidad del Valle son de piedra, como las lápidas, pero no entierran a los muertos, los plantan en la memoria de las generaciones que pasan por sus aulas; son semillas de palabras, trazos y colores contra el rígido silencio de los muros. Del mural de Jhonny Silva espera cosecharse el recuerdo de un crimen de Estado para plantar cara a la terrible injusticia de ser un estudiante asesinado por un policía al interior de la universidad.
La traducción de André Telles fue publicada originalmente en la «Revista Serrote» n.º 13, del Instituto Moreira Salles, a cuyos editores, la Editora 34, agradece. Bajo los árboles de Auschwiitz-Birkenau, desde la perspectiva arqueológica se hace evidente el horror punzante que el museo Institucionaliza como Historia.
Los bisoños Aarón y Rivkeh, según la descripción al pie de la foto, se encontrarán por primera vez en sus vidas. Esta pareja no es la excepción que rompe la regla, es la regla: su matrimonio estaba pactado. De hecho, los jóvenes solo se habían reunido una vez antes de la boda, pues lo tenían prohibido.