Sin temor alguno recomiendo
a la señora Marvel Moreno
Wvelny Ríos Toro
Wvelny Ríos Toro fue una de las participantes en el Gran Ciclo del Club de Historia y Literatura: Narrativa de Gabriel García Márquez y Marvel Moreno. Este gran ciclo ganó la Beca de Formación en Literatura y/o Creación Literaria del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia, con el respaldo de la Biblioteca Nacional de Colombia. Wvelny finaliza el ciclo con este ejercicio de estilo a manera de recomendación personal sobre Marvel Moreno.

Hago constar que conozco en forma personal a la señora Marvel Moreno Abello, nacida en Barranquilla en 1936. A la señora Moreno la conocí en el Club de Historia y Literatura de Magalico, en Cali, un espacio donde la palabra se hace viva y circular, orientado por Jorge y Oriana. La señora Moreno se radicó en París desde 1968, sin embargo, mantuvo estrechos vínculos con el caribe y con Colombia.
Sin temor alguno recomiendo a la señora Marvel Moreno. Es una escritora seria, dedicada, responsable, de una voz serena pero potente; su lenguaje sencillo deriva en una obra de hondura. El trabajo de la señora Marvel no solo me satisface, me conmueve; escribe desde y hacia la intimidad y puede hablar de ella, sin importar si la invoca desde el cuento o la novela.
Escribe desde y hacia la intimidad y puede hablar de ella, sin importar si la invoca desde el cuento o la novela.
Admiro las decisiones intachables de la señora Moreno en torno a los narradores en su obra. Sn duda, son una de sus mayores fortalezas narrativas, y se puede constatar en sus cuentos «Oriane, tía Oriane» o en «Autocrítica», entre otros. Considero que, aunque entre los expertos se habla de una debilidad en la literatura denominada «lugares comunes», a doña Marvel uno que otro le queda bien puesto, porque a su lado logra imponer una frase iluminada.
Su trabajo me hace sentir el goce que produce una conversación cercana, aquella salpicada de inteligencia, de gracia, pero que arrebata por su hondura; en sus cuentos, me reflejo en el espejo de los personajes e investida observo la condición humana, el espesor de sus emociones, de los gestos, de los tonos y hasta los silencios elocuentes que discurren en sus historias, todas muy comunes y corrientes, como puede ser la mía. El tono intimista, cómplice de sus relatos, me ha permitido disfrutarlos como si solo los hubiera escrito para mí, para leerlos en ciertos lugares, para momentos míos, muy propios.
Su trabajo me hace sentir el goce que produce una conversación cercana, aquella salpicada de inteligencia, de gracia, pero que arrebata por su hondura.
Algunos de sus cuentos no son económicos de palabras, pero son de gran sensibilidad. Otros son económicos, pero no por ello con menos significado. La otra noche lloré releyendo su cuento «El hombre de las gardenias», volví a ser Renata, en mi infancia, cuando el castigo físico era «normal».
El calor húmedo de Cali, desde donde ahora escribo esta precaria recomendación, me evocan el calor de Puerto Colombia o de Miramar y los cuentos escritos por doña Marvel, lejísimos de ardorosas arenas, en un París de estaciones con mala salud y precariedad económica. Son cuentos que se resisten al olvido porque hablan de lo que somos y a la par del olor hostigante del Ylang-Ylang. Aquí en Cali a la flor dicen «cadmio». Muchas veces, después de olisquearlas en su obra, ahora las observo prolijamente. También me deleito con las florecitas amarillas de las acacias que custodian el barrio donde vivo y que al igual que en su cuento «La acacia» en las tardes ardientes hacen cabriolas en el viento que no llega no del mar Caribe, sino que desciende de los Farallones.
Debo mencionar que ha sido doña Marvel quien me ha hecho reconocer la fuerza nutricia y a veces desbastadora de la naturaleza. En su obra he encontrado las más bellas y entrañables imágenes del mar y de la naturaleza del Caribe.
Debo mencionar que ha sido doña Marvel quien me ha hecho reconocer la fuerza nutricia y a veces desbastadora de la naturaleza.
La señora Moreno me ha obligado a reflexionar sobre la religión, el destino, el deseo, los encuentros y desencuentros del corazón, pero todo sobre la historia de las mujeres, el poder y las instituciones; sobre el quebramiento de las normas, sobre la maternidad y sobre el oficio de escribir. Su prosa me arrastra con intensidad a los abismos de los temores de sus personajes que son iguales a las míos: la vejez, la enfermedad, la soledad, el abandono, la muerte, los misterios de lo que llamamos amor, la vida en pareja contrariada, el tedio, las humillaciones que suenan como halagos.
Doña Marvel con valentía les ha arrancado la sábana a mis fantasmas, abriendo puertas que mantengo cerradas porque ocultan ecos de mis íntimos pensamientos. Doña Marvel, vitriólica a veces, no me ofrece respuestas, solo me lanza al rostro preguntas provocadoras que me permiten seguir incansable, intentando comprender. En todo caso, sus historias, sus personajes, sus incertidumbres, sus expectativas y digresiones asaltarán siempre mi recuerdo.
Doña Marvel Moreno Abello es de lejos una de las escritoras más representativas de la literatura colombiana, su maestría es innegable. Si usted quiere vincularla a su inventario lector, le aseguro que no se sentirá defraudado. Personalmente, anhelo que su vida y su trabajo sean reconocidos en lo que, sin ella, me parece una oscura selva: la literatura colombiana.
Dada en Santiago de Cali a los treinta días de agosto de 2015.

Wvelny Rios Toro.

 
																 
																